Entrevista a Fernando Navarro Geisse autor de Los nortes que hay en el norte (Cinosargo) por Camila Ortiz



1)      Fernando podrías referirte al Golem de la portada de Los nortes que hay en el norte, y en torno a ese concepto a las continuas alusiones a este concepto como una forma de agrupar a los múltiples poetas que has creado en tu genealogía de autores nortinos suicidas y estridentes.

Los nortes que hay en el norte se iba a llamar inicialmente Golems. En realidad tenía un título espantosamente largo, en el cual una de las palabras claves era Golem. Pero como digo el título espantaba y además hay ya muchos libros que se llaman Golem. La idea del golem, sin embargo, sigue siendo central, por lo que cuando me preguntaron por sugerencias para la portada, entre las alternativas yo propuse un fotograma de la película “Der Golem” de Paul Wegener, que yo había visto hacía poco. Pero la imagen misma –que me parece un acierto- no la escogí yo. A mí me encanta, es una especie de poema visual que refleja buena parte de lo que trata este libro extraño. El asunto es que yo siento que no logré convertirme en un poeta de verdad, por lo que me he dedicado a inventar poetas de verdad. La imagen parece sugerir a este monstruo cortejando a una mujer más bien indiferente, que se resiste con frialdad a sus rabiosas tentativas. Eso me pasó a mí y le pasa a algunos de mis golems: la poesía se nos volvió esquiva, calentó el agua y nunca sirvió el caldo. Hay en la imagen además un espejo, donde la escena está reflejada. Posiblemente el libro sea el espejo.  Tú sabes además que los poetas que están en este libro en su mayoría están en crisis, parecen llevar la palabra “emet” en la frente, la palabra “verdad” que les da vida; pero están todos muy próximos a borrar por su propia mano la “e” inicial, que los llevará a la autodestrucción.  Eso, más que sus propios poemas, es lo que los hace interesantes.

2)      Podrías referirte de Los Nortes y Los Hijos Suicidas a esos pasajes metatextuales en que reflexionas en torno a los procesos del escritor, por ejemplo la iconicidad del autor y su aprovechamiento político e intelectual, lo que Lamm expone de Gabriela Mistral o la antología como dispositivo de poder, de invisibilización o creación de un canon.

El profesor Leonidas Lamm sugirió que el poder juega muchas veces a su gusto con la imagen no solo de un autor, sino con cualquier ícono que sea atractivo para las masas. Los utilizan incluso de manera burda, por ejemplo poniéndolos en billetes, algo que seguramente hace que la Gabriela se retuerza en la tumba ahora mismo. A la Gabriela no se la conoce bien, pero uno la ve a cada rato. Incluso cuando se compra droga, se pagan sobornos o colegios particulares, o nos estafan de las miles de maneras en que es fácil hoy por hoy estafar a los chilenos. Menos mal que cada vez la moneda se devalúa más y en unos años va a ser como los extintos billetes de quinientos; recién entonces, me imagino, su alma atormentada va a descansar. La mujer era chora, indomable, nadie le venía con cuentos, pero resulta que ahora es una especie de caricatura. ¡Ella! Ella que era tan digna. Pobre. Es un fenómeno que Nicanor Parra debiera tener en cuenta para que haga su testamento bien hecho, porque de que se le viene, se le viene. Los académicos y otros engendros literarios por lo demás, arman y desarman cuerpos y cánones, como en la morgue o en las cúpulas de la iglesia, haciendo visibles a unos, y haciendo desaparecer a otros. A su arbitrio, bajo no sé qué leyes de conducta, hoy más bien regidas por el mercado, mueven la pelota a lo Fifa y se convierten en mafias. Los autores por otra parte gritan, gesticulan, a veces muy patéticamente, para que los tomen en consideración. Venden sus tristes almas y dejan de ser quienes son, o bien se revelan como los seres detestables que siempre fueron. Se pelan entre ellos, intrigan y cacarean.  Es un juego maquiavélico, bastante violento y horriblemente mezquino, que en muchas ocasiones otorga poder y quita dignidad. Llega a dar susto. Pero todo ocurre en un espacio tan reducido, en un campo cada vez más aislado, que quizás no haya que preocuparse mucho. Este poder se minimiza cada día más. La literatura parece estar lejos de lo que algún día fue y más que participar de la vida, parece participar de un club de iniciados. Parece haber perdido la fuerza para cambiar mentalidades, para abrir ojos, otorgar visiones, patear cerebros, corromper almas o acercarnos al secreto de la existencia. La literatura parece estar convirtiéndose en su propio museo, en su propio mausoleo, digamos. Cierto terrorismo epistemológico que puede apreciarse tanto en Los hijos suicidas de Gabriela Mistral, como en Los nortes que hay en el norte –y en iniciativas como El pequeño Odioso, antología de poetas precoces chilenos- tienen la modesta pretensión de hacer volar el edificio. Por supuesto, hasta el momento, sólo se ha prendido la mecha y existe en mí el temor de que la pólvora esté mojada.      

3)      En tu obras hay mucha parodia a las escenas literarias de provincia, en una parte te refieres al silencio del desierto en que muchas veces caen las publicaciones, cuál fue tu proceso investigativo para abarcar la realidad de tantos escenarios del norte grande y chico desde Arica hasta Serena, y en segundo lugar, cómo crees se ubican entre tus engendros los autores, libros y editoriales reales de estas zonas, has tenido reacciones de estos o se ha perpetuado el silencio del desierto.

Mira, a pesar de todo lo que dije recién, yo pienso que el juego sigue vivo. Hablo de la poesía y de la literatura. Y hay mucha gente que lo juega como si se le fuera la vida en ello. Podría parecer que no, pero yo siento mucho respeto por todos esos payasos. Puede que todos estos gestos que hago no sean más que una pataleta, porque las cosas simplemente no se dan como yo quisiera. Pero a las finales ¿quién soy yo? yo no soy nadie, vivo en un pueblo abandonado y apenas me hago oír. Sin embargo participo del juego comprometidamente y tengo esperanzas de que a la larga todo esto valga la pena. Esa esperanza me la da la fuerza y el ímpetu con el que veo que algunos escritores se descueran para hacer lo que hacen. También el hecho de que el arte y la literatura siguen siendo –a pesar de todo- formas muy potentes de comunicación con el mundo. Y de que todavía leo libros que me pegan fuerte y me hacen sentir vivo.  Respecto al norte propiamente tal y a la investigación que hice, te cuento que fue lo menos seria que hay. Lo busqué todo en internet. Pero de eso se trataba un poco. Escribí un artículo de tono medio académico, imposté la voz de un erudito o de un filósofo, señalé muchas fuentes bibliográficas totalmente falsas, imaginé mi propia taxonomía geopolítica del norte chileno –que en todo caso no me parece del todo errada- e inventé a casi todos los poetas catastrados. Es algo que se puede hacer y que se hace frecuentemente, aunque sin el grado de profundidad y extremismo con el que yo lo hice. Esto es estrictamente real y apareció en una revista real, digamos, que es posible encontrar en el “referente externo” a la literatura, lo que yo llamo “el desdelirio” o “la realidad real”. La idea era confundir y atentar, sembrar el caos y aportar mi grano de pólvora. Todo eso se cuenta en el libro extraño que da pie a esta entrevista. Te cuento además que vengo llegando de Arica, y de Arequipa, y de Lima, donde se presentó el libro. Todo gracias a Daniel Rojas Pachas que en su momento fue el único que hizo eco del artículo sobre el norte que dio origen a toda esta patraña. Con justo derecho se indignó y literalmente me mandó a la mierda. Pero yo sabía que a la larga iba a entender el gesto. Y cuando la larva del libro empezó a crecer, yo ya sabía que él era quien tenía que publicarlo. Era clave que así fuera, porque me parece que su editorial es una de las editoriales independientes más notables y arriesgadas que existen hoy. Además, como dijo el escritor peruano Paolo Astorga, es posiblemente la editorial independiente chilena con mayor presencia en Perú, Bolivia y Ecuador. Para mí eso es verdaderamente importante y espero que siga esa huella. La cosa está muy movida en el Norte y en parte se debe a gente incendiaria como él. El hombre parece no tener sosiego y mantiene una posición estratégica que lo convierte a él y a su editorial, en personajes claves. Y lo que yo estoy viendo es que  hay pocos lugares más vivos que el desierto y la frontera. La cantidad de propuestas, y la calidad de muchas de ellas, me tienen gratamente sorprendido.  Puedo rescatar además lo que está haciendo gente como Mauro Gatica con la Liga de la Justicia. Más allá de su poesía –que es chocante y se va al chancho y es verdadera y sucia y digna de verse- está arriesgándose a armar un catálogo muy fuerte y muy duro y muy contracanónico. Por lo demás ambos –Rojas Pachas y Gatica- están logrando conexiones importantes con otros lugares, la mueven para todos los países en la frontera, y hacen visibles a autores tanto de Chile como de Perú, Bolivia, Argentina y Ecuador. Y conocen a todos los claves de Arica, Iquique, Antofagasta, Copiapó y Coquimbo. Y verdaderamente hay gente admirable trabajando en todos esos lugares. Entiendo, por ejemplo, que Malebrán, que parece ser un excelente escritor, gente “de verdad” y una persona que juega con fuego, está actualmente en Bolivia. Notable también es el hecho de que Perro de Puerto, que es una editorial independiente de Valparaíso, haya publicado a Rodrigo Rojas Terán, ariqueño, con un poemario sobre la cumbia y la vida de los temporeros en el valle de Azapa. Eso sólo para dar muy breves ejemplos de cómo la cosa está que arde, muy al contrario de lo que aparece en mi libro.        

4)      Hay más proyectos de este tipo en proceso, quizá completar todo el panorama nacional con golems australes o quizá continentales, de algún modo has ingresado a las fronteras del norte con voces como la de Paxi Ramírez.

Mi idea es que estos autores tengan vida real. Son ficción, pero creo que pueden obtener vida real. Hay que marcarles la frente y convertirlos en golems. Creo que Paxi Ramírez va en camino a eso. Me gustaría que pronto aparecieran más datos biográficos suyos, quizás algunos poemas perdidos, ojalá las fotos de baños y paredes de los que salieron sus primeros poemas. Reunir quizás el anecdotario de la gente que lo conoció. Ya veremos. Alfonso Pinto, un poeta suicida que inventamos yo y Pedro Álvarez, adquirió vida en tanto el profesor Lamm creyó en su existencia. Cristo dice algo así como “cuando más de dos invoquen mi nombre, estaré entre ellos”, yo creo que ese es una suerte de pase mágico para hacer un golem. Mi idea es continuar de esa forma. Tengo pensadas muchas antologías y muchos otros poetas. He pensado en una antología de poetas chamanes. Quizás una antología de poetas asesinas. Tal vez una antología de poetas – físicos, porque la física es indudablemente una forma de poesía. Me resulta cómodo también pedir colaboraciones. Ahora mismo me imagino haciendo un taller en Bolivia que tenga como pie forzado inventar un poeta-chamán.  En lo inmediato y en lo concreto, me encuentro trabajando con Mario Verdugo y Paulina Orth en un libro que reúne poetas de más de noventa años.  Los llamamos los Poetas Prístinos. Se llaman así por el Síndrome de Prístino Gamboa que se produce en gente de edad muy avanzada a causa de lesiones cerebrales. Les pasa que después  no se reconocen en el espejo, que no se dan cuenta de que son viejos. Los poetas que estamos reuniendo no necesariamente sufren ese síndrome, pero escriben como si no estuvieran al borde de la muerte.  No hacen recapitulaciones, no hacen testamentos ni entregan una panorámica final. Escriben como si la vida no fuese a acabar nunca, que es lo que alguien llama la sabiduría salvaje de la juventud. Te adjunto un poema de uno de ellos. El poeta se llama Ignacio Recabarren, cuando le faltaba poco para cumplir cien años,  dejó de llevar una vida apacible y de un momento a otro se volvió en algo así como un mafioso de poca monta y comenzó a asistir a las peleas de perros clandestinas que se hacían en Renca. A los 90 y tantos años escribió un libro muy fuerte que se llama Crüento y que lo califica para entrar en la antología.  De ahí viene este poema:

No tengas miedo a la oscuridad

La destrucción
Di
Destruyo
Di
Destruye

No tengas miedo
Mata
Miente
Roba

Deja que las voces hablen
Deja que las voces hagan
Haz que las cosas digan
Sobre todo
Haz que las cosas sean

No respetes ni a padre ni a madre
Levanta falso testimonio
Desea a la mujer del prójimo

Ámate
Sobre todas las cosas

Esta es tu única oportunidad
La mejor
De todas las circunstancias posibles
No es casualidad
Que estés en este
Tu lugar

Ese gran poder
Que tienes
Úsalo
Dirige, urde, concierta
Las fuerzas a tu alrededor

Cuando tengas tiempo
Mírate brillar
Sin que nadie te vea

Si es necesario
Arde
Frente a todos

Si es necesario
Hazlos arder
Frente a ti

Si es necesario
Haz que todo
Brille
Ardiendo

No te detengas
Déjate llevar
Es inevitable
Vas cayendo
Elevándote
Con el mundo

Es natural
Tener miedo
Pero no te dejes
Tener miedo
Por mucho tiempo

No tengas miedo

Escúchame:
No tengas miedo

Somos indestructibles
La muerte
No es la muerte

De todas formas
La destrucción
Di
Destruyo
Di
Destruye

Amar y odiar
Son caras
De la misma moneda
Ama si es necesario
Odia si es necesario

Eres un ser resplandeciente
Llega hasta el fondo
No tengas miedo
a la oscuridad



F E R N A N D O   N A V A R R O   G E I S S E

            Nace en 1976 en la ciudad de Vicuña. Ha realizado estudios académico literarios desde 1997 en diversas instituciones chilenas. El año 2002 gana el concurso de poesía de la editorial estudiantil El espejo de tinta de la Universidad de Valparaíso, con el que se hizo merecedor de la publicación de su primer poemario titulado Visiones de íncubos (2003). Durante el 2005 publicó un libro que considera “póstumo”: Los habitantes del fuego. Hasta el año 2008 realiza estudios de doctorado en literatura por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y se desempeña como profesor de Enseñanza Media en distintos establecimientos educacionales de esa zona. Es coautor de la antología Los hijos suicidas de Gabriela Mistral, publicada el año 2010, junto a Leonidas Lamm, académico del Ibero-Amerikanisches Institut de Universidad de Viadrina en Frankfurt (Oder). Desde el año 2012 es codirector de la publicación pseudoacadémica Adorno: Revista de Lecturas Aberrantes, lugar desde el que realiza los que considera pequeños aportes al terrorismo epistemológico y hermenéutico. El año 2011 publicó su artículo “Los nortes que hay en el norte: problematización identitaria en algunos de sus poetas” en la revista 2012 (2), artículo que también puede encontrarse en la página www.letrass5.com. De este trabajo deriva su último libro Los nortes que hay en el norte: antología de poetas nortinos, publicado recientemente por Ediciones Cinosargo. Actualmente reside en Vicuña, región de Coquimbo.  

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