Proyecto Apocalipsis: una obra que se hace grande

Por Aldo Astete Cuadra

Proyecto Apocalipsis (Andrés Olave y Eduardo Cuturrufo. Ediciones Cinosargo. 2012 Arica-Chile 132 págs) es un libro entretenido de principio a fin, con capítulos breves que atrapan al lector mediante su agudo sentido del humor, y su continuidad que, a pesar de cambiar constantemente de personajes y contextos, logra a través de varias historias paralelas, el hilo argumental de un evento sin precedentes y de una creatividad poco desarrollada en nuestras letras.

En ciertos pasajes de esta novela se hace inevitable la comparación con Ygdrasil de Jorge Baradit, sobre todo por el sino que parece cargar Anna, la hermana de “El Último Ruso de la Historia” que se transforma en el eslabón fundamental para que el plan insurgente “Talón de Aquiles” de resultado y se consiga de una vez por todas expulsar a los ángeles del Planeta. Sin embargo, Anna carga sólo con aquella responsabilidad y no con el peso narrativo, y eso es una diferencia cualitativa que se transforma en un acierto de los autores. También se asemeja a Ygdrasil, en el uso de tecnología, homologa con el ciberchamanismo, pero menos desarrollada en sus detalles y que adquiere características algo más mágicas que cibernéticas. Además, en Proyecto Apocalipsis el uso de tecnología y magia no se explica afanosamente en su funcionamiento, sino que, más bien, se aborda superficialmente en su funcionalidad para el relato, una manera práctica de salvar dificultades, lo que brinda agilidad y continuidad al relato, un acierto para este tipo de narrativas que por lo general se centran en una descripción barroca de elementos que para el resultado de la historia, para su desenlace. Poca importancia  posee en la suma total y que hablan de una intelectualidad innecesaria o poco funcional a la hora de contar una historia.

También el relato Caro Data Archangeli de Sergio Amira plantea una relación muy distinta a la que los seres humanos suelen establecer con los ángeles. Amira los sitúa como una especie de seres que se alimentan de los muertos perdiéndose la costumbre de los velorios y funerales. Podemos decir que este cuento de Amira se presenta como un antecedente a Proyecto Apocalipsis, pero solamente en el aspecto de establecer una relación anómala con los enviados celestiales, una situación que nos genera temor y desconfianza hacia una figura arquetípica vinculada a la bondad y a la intervención a favor del ser humano.

Mención aparte merecen sus personajes centrales Lobsang Hammapau “El Cazador de Ángeles”. Koteopolus Sychov “El Último ruso de la Historia”, Patrick Jacquet, el Bokor o “El Gran Resucitador de Muertos”, Hikaru Mechazawa;  y los antagonistas principales Santo Tomás de Aquino “Doctor Angelicus” y Tomás de Torquemada “El Supremo Inquisidor”; quienes se reparten el relato mediante la utilización de un narrador en tercera persona, omnisciente, que nos conduce por los propios problemas y avatares de todos sabiendo ingresar al estilo directo para diálogos fluidos y sin quiebres forzosos, permitiendo así el conocimiento de los diversos caracteres de personajes de tan disímil origen y creencias. Todos los personajes confluirán en la batalla final frente a la fortificación-cárcel de Jericó en donde se encuentra prisionera Anna. Ejércitos de esqueletos, ángeles con espadas flamígeras, un gigante invencible y devorador de querubines, dragones mágicos y hechos que se presentan bien desarrollados gracias a una redacción precisa, son el sustento para esta conflagración de un puñado de humanos o súper humanos que intentarán deshacerse del milenario control angelical, de la dictadura y totalitarismo en que se ven sumidos y sumergidos bajo la superficie de la tierra tras el apocalipsis bíblico, esperando que se de la orden de inicio para concretar el ansiado plan libertario Talón de Aquiles.

Como se mencionaba con anterioridad, el sentido del humor será fundamental para crear un vínculo afectivo con los personajes, el lector creará empatía con personajes que no poseen perfiles del todo admirables o compasivos, sobre todo desde el lado angelical, pero que nos llevarán a entrañarlos gracias a su humanidad velada y a las ocurrencias que siempre se presentan bien orientadas a la consecución del plan común de la historia, así como el de la novela.

Por último, la mirada sacrílega que se construye de los ángeles y arcángeles permite pensar que esta vez los seres humanos tiene un enemigo común que es inmensamente superior e invencible, pero será esa misma confianza, la que provoca relajo en las huestes celestiales del hemisferio sur, comandadas por un fascista y desquiciado Santo Tomás que derivara en una suerte de empate de poder que se dirimirá conforme se avance en el desenlace. La utilización de nombres de Papas y de Santos de la Iglesia Católica, así como nombres latinos por parte de Olave y Cuturrufo, para las huestes del mal, que son las mismísimas filas celestiales, crea un ambiente propicio para lograr una adecuada verosimilitud interna.

Estos autores muestran desenfado y atrevimiento al publicar un libro que sin duda tendrá que posicionarse dentro de las lecturas necesarias en esta nueva literatura fantástica de comienzos de milenio, una obra de Ediciones Cinosargo que debe promover y situar de mejor manera en la escena nacional e internacional, un libro que puede ser más y que merece ser viralizado de mejor manera entre quienes disfrutamos de la literatura nacional y que pareciera estar escrita en cualquier otra parte del Globo.

 Fuente: Sino Tragico Blog