Reseña: Gorakhnath, de Joel Vril, por Alejandra Láquesis



















Fuente: http://www.fantasiaustral.cl/2012/03/resena-gorakhnath-de-joel-vril-por.html

Reseña: Gorakhnath, de Joel Vril, por Alejandra Láquesis



A principios del siglo XX, los países europeos se encuentran en conflictivas tensiones políticas. Los más poderosos han comenzado una verdadera carrera científica e intelectual para emplear el conocimiento como un estandarte bélico que confirme su supremacía sobre los demás. Sin embargo, este contexto contrasta con el que se desarrolla en las colonias, específicamente en la India, donde las esotéricas tradiciones ancestrales se mantienen aún vigentes.

La colisión entre estos dos mundos se presenta cuando se encuentra el cuerpo inerte —presumiblemente intacto— de Gorakhnath, creador del Hatha-yoga y uno de los 84 Siddhis: una criatura perfecta y de poderes sobrehumanos. Occidente verá en este hallazgo una oportunidad inigualable para hacerse con el arma biológica definitiva, sin saber el alcance ni la magnitud cósmica de la potestad de este superhombre…

Este es el ucrónico escenario donde se sitúa la enigmática novela corta Gorakhnath (Ediciones Cinosargo, 2011), primera parte de una anunciada trilogía del no menos enigmático Joel Vril (seudónimo), de biografía ficticia. Siguiendo los patrones habituales de la literatura fantástica chilena contemporánea, la obra opta por reelaborar de manera ucrónica algunos rasgos llamativos de nuestra realidad, en lugar de optar por la creación plena de un Mundo Secundario.

En esta ocasión, estos rasgos se sostienen en nuestro desconocimiento de la cultura espiritual hindú, que a ojos occidentales por cierto que puede ser percibida como “fantástica”, o al menos pintoresca. Para ello, el autor demuestra haber investigado previamente algunos conceptos reales del hinduismo, como el maya (ilusión), pero dándoles un espesor ficcional, al mezclarlos con otros inexistentes e incorporándolos a un argumento de pretensiones sobrenaturales.

Sobrenatural es un término que precisamente le viene bien a esta obra, sobre todo porque la acerca a la tradición más conocida de la literatura fantástica, en donde suele presentarse un entorno verosímil que luego es puesto en conflicto a través del surgimiento de un hecho inexplicable desde la lógica racional. En Gorakhnath, esto se aprecia a través de la tensión entre el mundo europeo-occidental y el hindú, en donde el primero será un fiel exponente del discurso científico y de la razón, y el segundo, de aquello inabordable por el intelecto humano, sólo asimilable por el espíritu. En este sentido, se podría interpretar que lo sobrenatural (el encuentro del cuerpo de Gorakhnath y de las implicancias de este hallazgo) se desarrollaría a través del choque y la apropiación que hace la cultura europea de un elemento que no les pertenece, pretendiendo usarlo para beneficio propio.

Por supuesto, esta temática de otredad ha sido ya ampliamente trabajada desde el género fantástico. Lo particular de esta obra, al desarrollarla, es su filiación a una narrativa que poco a poco va adquiriendo mayores adeptos en nuestro país: la que se sostiene en conspiraciones en torno a aspectos ancestrales de culturas originarias o milenarias, apoyándose para ello en el planteamiento de diversas ucronías.

Aquí, tras el hallazgo y posterior contrabando del cuerpo de Gorakhnath, un grupo de científicos alemanes que trabajan para el Reich proceden a someterlo a distintos experimentos para lograr despertarlo. Sus propósitos no tienen por objeto más que hacer que Gorakhnath emplee sus poderes sobrehumanos al servicio de Alemania, o bien, descubrir de qué manera podría implantarse el potencial de desarrollar estos poderes en soldados alemanes. Los alcances de esta conspiración violan el mensaje aparentemente espiritual manifestado por los seguidores del movimiento de Gorakhnath, y las implicancias se aventuran funestas para la trilogía.

Un planteamiento semejante, pese a lo trillado, podría resultar interesante si se realizase con oficio y meticulosidad estética. Ya se ha mencionado que Vril tiene conocimiento de conceptos propios de la espiritualidad hindú —y que consigue insertarlos de manera coherente en su texto— de manera que en ocasiones cuesta determinar si algunos no serán propios de su invención. Sin embargo, la novela falla en aspectos más elementales: los propiamente narrativos.

La estructura de la obra es de carácter fragmentario. A la narración más o menos cronológica que va desde que se encuentra a Gorakhnath hasta el desenlace, se insertan otros textos complementarios, como las cartas de Goecke o las notas de Groppius. Ambas tienen una función bien delimitada: las primeras, evidencian cómo la mentalidad racional de un europeo letrado como cualquier otro se empieza a sentir inclinada por el exotismo espiritual de la India; las segundas, cómo alguien que se asumía como un europeo letrado más esconde unos cuantos secretos. Sin embargo, estos cambios de foco se suceden de manera demasiado brusca y en ocasiones pueden provocar el extravío de la narración, sobre todo porque no existe ningún elemento gráfico que marque las fronteras entre una sección y otra. La homogeneidad de voces, como se verá a continuación, aumentan la confusión.

Más grave aún es el tratamiento de los personajes. Acaso porque la obra plantea una colisión de imaginarios, se podría decir que todos los personajes principales son fácilmente intercambiables entre sí, pues las cualidades personales son muy escasas y poco aprovechadas. Más bien responden a un modelo de hombre de ciencias: racionales, fríos, temerarios en el desafío a lo desconocido. Lo mismo sucede con los personajes del otro lado: monjes, hindúes comunes y eminencias espirituales, que resultan más misteriosos y barrocos en su lenguaje. Con todo, es un hecho que, sin importar el imaginario desde donde provenga cada uno, a veces se tiene la impresión de que todos hablan exactamente igual. ¿Cómo un científico europeo podría expresarse de la misma manera que un hindú con una formación completamente distinta?

Definitivamente, se echa en falta un protagonista con quien el lector se pueda sentir más identificado, sobre todo para percibir de mejor forma la irrupción de lo sobrenatural. A esta falencia, parece contribuir también el transcurso mismo del argumento, que se centra en la descripción de multitud de experimentos conducidos para despertar a Gorakhnath, algo que en sí no resulta tan literario como volcarse sobre las reacciones y sensaciones de los personajes, al ver cómo su mundo conocido empieza a descascararse. El efecto se entorpece en los diálogos, un tanto forzados, que más de una vez remiten al acortamiento propio de algunas películas menores de conspiración.

Ahora bien, por supuesto que esto se trata de una elección personal, pudiendo incluso plantearse que este efecto de una narrativa casi “aséptica” es una estética voluntaria, para remarcar la banalidad y disparate de la lógica de los hombres de ciencia. Tampoco hay que olvidar que la obra es parte de una trilogía, de modo que aún falta ver cómo irá desarrollándose en los volúmenes que quedan.

Por lo anterior, Gorakhnath es una novela corta cuya lectura se debe llevar a cabo teniendo presente que parece más interesada en la temática conspirativa delirante y en la ucronía antes que en la Fantasía y en el oficio literario más canónico. Sin duda será una obra por lo menos llamativa para quienes sientan inclinación por la literatura fantástica tal y como se viene publicando en Chile, desde frentes paralelos a Fantasía Austral.

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El plazo del concurso se extiende desde el Lunes 12 de Marzo hasta el Lunes 19 del mismo mes, a las 20:00 horas. Los resultados se publicarán pocos días más tarde, a través de una actualización al inicio de esta misma entrada, momento en el que se procederá a contactar al ganador o ganadora para coordinar el envío del ejemplar. Como siempre, recordamos a los participantes de regiones que ellos deben costearse la encomienda, a través del servicio por cobrar.

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