LA MARÍA MUJER EN EL LIBRO DE LAS REVELACIONES
LA MARÍA MUJER EN EL LIBRO DE LAS REVELACIONES
[por Nataly González Díaz / Periodista - Mg. Cs. Sociales]
“Entre
todas las mujeres / he vivido / desde madre del divino / hasta madre de
toda la humanidad / la más celebrada por los hombres / la más venerada
por la geografía / hasta esposa del espíritu santo / me han dicho / Yo
quería ser una más entre todas las mujeres”, nos dice la virgen María en
el “Libro de las revelaciones” (Cinosargo 2011) del poeta copiapino
Víctor Munita Fritis. Un texto libertario, cargado de humor e ironía
pero profundo y delicado a la vez.
Un
libro de amor hacia esta mujer divina, la madre de Dios, la inmaculada,
sin pecado, la reina, la señora, pero que quiere ser llamada sólo
María, volverse de carne y hueso porque la primera vez que se vio
“revestida en yeso/ y con una línea infinita de gente / frente a mi / me
sentí / como la primera de la fila / en un día de pago bancario”.
El
poemario desacraliza, desconstruye y desmitifica la imagen de la
virgen, un modelo manipulado por siglos a través del marianismo, con esa
función histórica opresiva que las interpretaciones tradicionales de
los textos sagrados han tenido con las mujeres, para someternos a una
sola forma de ser mujer, esa que le conviene a una sociedad que ejerce
un poder abusivo sobre nosotras.
La
virgen se nos ha presentado como un modelo hegemónico a seguir, de mujer
santa, obediente, sumisa, valorada sólo por el hecho de ser madre,
criar a los hijos, cuidar el hogar. Los versos nos devuelven las mil
maneras de ser mujer, no sólo esa única impuesta por el poder
patriarcal.
María envía un mensaje a
la humanidad: “El único milagro / Hijos e hijas / él único y verdadero
milagro es / dar vida / pero también es / que podamos decidir“. Nos dice
que está cansada, ya no quiere seguir de pie con las manos juntitas,
prefiere bajar a la tierra, hacerse una más de nosotras, las vicisitudes
del ser mujer, esa pesada mochila que cargamos, son harto más fáciles
cuando la compartimos con nuestras pares, porque todas somos María,
tenemos el don de hacer el milagro y la fuerza para levantarnos ante el
abuso.
Nos muestra que ser madre es
bien difícil, que la crianza es tremenda empresa, y que emanciparse lo
es más aún, no por nada después de más de dos mil años las Marías del
mundo lo seguimos intentando. (Fuente: Diario Atacama)
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