En una nave comandada por Enrique unos pocos hombres abandonamos la Tierra [por Omar Chauvié]



Germán Arens
El título mismo nos ubica en el plano del relato, con los datos sustanciales de una historia que nombra al planeta como escenario pero se define en una geografía restringida: ¿el lugar elegido? ¿Un axis mundi?
El libro perfila una historia atravesada por niveles de ligazón disímiles, donde fluctúan los elementos costumbristas que se imponen en los pueblos pequeños con sus previsibles rutinas, junto con una mesurada imaginación muy atenta a los emergentes de ficción locales, que van desde la visita cotidiana a un comercio, la incorporación de supuestas composiciones artísticas de celebridades regionales, a los relatos de encuentros con otros mundos, sin dejar de lado la protesta popular o la acción armada como formas de sublevación frente a las arbitrariedades del poder.
En la fuerza de esos relatos, los nombres y los apodos se dimensionan, se encarnan en historias, ganan su potencial primario, designan y califican a cada personaje, dibujan un trazo de su presencia en la memoria colectiva. En el acto de nombrar, la comunidad historiza, define una identidad, incluso puede acercar niveles sociales y jerarquías. Ahí afinca este conjunto compuesto como una rapsodia pareja de géneros cercanos al periodismo, al habla coloquial, al informe técnico. Sobre esa capacidad de los nombres y esta combinación de formas se resuelve el propósito del libro, que se presenta en el modo del relato histórico y ensaya una proyección a un futuro que excede nuestra actualidad. De una profecía apocalíptica inicial, se convierte en una cronología con hitos como la campaña de Roca, la llegada del ferrocarril o los ecos locales de la Revolución Libertadora ensamblados en conversaciones, escritos, documentos donde la mixtura de textualidades da cuenta de las transformaciones, que van desde el inicio de la Argentina moderna hasta el anunciado fin de los tiempos y su posible restauración.
Por todo esto y por la particular apropiación de la lengua en cada uno de los poemas, el libro se lee al ritmo de una novela donde los personajes se conforman en la idiosincrasia del lugar. Ahí están los elegidos para lo que será la aventura intergaláctica inscriptos en la situación, anclados tanto en lo espacial como en lo político, a través del habla o de detalles menores como la datación de su domicilio. La zona en que residen los deja en un margen y el sistema económico también; el que perdió el trabajo en los noventa y puso una FM o el carnicero que ensaya infructuosamente un marketing casero de sillas rojas son figuras que, desde su localización específica, aparecen directa o indirectamente en un entramado macropolítico (el menemismo, el kirchnerismo, la política exterior norteamericana) para que la ficción futurista siempre haga un giro sobre los acontecimientos del presente.
Aunque la lengua es móvil, el texto prefiere sus formas quietas, aprovecha el lenguaje congelado o anquilosado de las leyes, las cronologías enciclopédicas, los enunciados propios del prontuario, las formas corrientes del lenguaje periodístico, las instancias previsibles de la entrevista, en una disposición muchas veces formularia, informativa, para redirigirlos a nuevas zonas de significación. De esta manera, Arens hace la historia con un conjunto de objetos transparentes que logran la refracción (del sentido) en estos oportunos modos de combinación.

Germán Arens, En una nave comandada por Enrique unos pocos hombres abandonamos la Tierra, Vox, 2012, 64 págs. - Segunda Edición - Cinosargo 2013


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