Sobre El Libro de las Revelaciones (Cinosargo 2011) de Víctor Munita Fritis [en el Patológico por Vicente Rivera]


 



Por Vicente Rivera:
Fuente: http://www.elpatologico.cl/?p=3562

“El Libro de las Revelaciones”, publicado el año 2011 por el poeta copiapino Víctor Munita Fritis en editorial Cinosargo, es sin duda la composición poética más acabada de Víctor, entendiendo que en este poemario, Munita depura un lenguaje que se estaba fraguando en sus dos composiciones anteriores, “Pensión completa y otros poemas” y “La patria asignada”, ambas publicadas por Cuarto Propio. Este último, merecedor de lecturas más profundas, aún cuando en aspectos formales la poesía que Víctor ofrece en “La patria asignada” no se encuentra del todo integrada al lenguaje que el poeta anhela asentar.

La consolidación de un cierto lenguaje, la alcanza Víctor en El Libro de las Revelaciones y de inmediato, dada la temática central del libro, que revive o bien reproduce los trajines y devaneos domésticos de la virgen María y su amado poeta. Bien podríamos decir que fue la misma María virgen quien le susurró la revelación del lenguaje propio al Víctor poeta. En este sentido, este poemario tiene algo de sacro por presentarse en cierta medida como profecía auto cumplida, pero tiene mucho mas de iconoclasta al presentarse más bien como una anti-revelación, ya que no descubre nada nuevo, no se anticipa a ningún hecho, nada de lo que allí se manifiesta podría considerarse un misterio y por tanto no hay revelación alguna (salvo la ya mencionada en relación al lenguaje poético de Víctor) respecto de la vida virginal y marginal de María. Y digo marginal, ya que María es víctima de la marginación machista del mito en que se nos presenta, cuestión de la cual este poemario también se hace cargo.

Pero retomo lo de la anti-revelación, ya que del hecho de que no revele nada nuevo, no podemos afirmar que es una antípoda del acto de revelación. Pero lo es por un hecho simple, que el poeta captó y expresó en una poesía simple y fresca, ya que todo lo que allí se dice de la María “buena onda”, son cuestiones que siempre han estado en las entre líneas de la sagrada escritura, eso que se censura y no se cuenta, pero todos sus lectores se han imaginado y quisieran conocer, o sea la vida cotidiana de la divinidad: la relación con su hijo, con su esposo, con sus parientes, con aquellos seres esquizofrénicos que la obligan a divinizarse, con su sexualidad, sus pasiones y deseos de mujer, con el poeta que siempre amará a una virgen, pero a esas de carne y hueso, que hace de su belleza juvenil un juego y de su tolerancia al dolor del parto una épica cotidiana.

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