Gramma de Daniel Rojas Pachas [Por Víctor Escobar Díaz]
Gramma de Daniel Rojas Pachas
Por Víctor Escobar Díaz
“Innombrables sont les recits du monde”; con esta frase comienza un hoy famoso artículo de Barthes que habría de sentar las bases para posteriores discusiones sobre la teoría de la “fábula”; comprendida ésta como el sustrato profundo de texto narrativo. Singular me resultó, entonces, el eco que esta frasecilla, a caballo entre lo teórico y lo poético, hizo en mí una vez finalizada la lectura de Gramma de Daniel Rojas Pachas (Editorial Cinosargo, 2009).
Ya en las postrimeras del siglo XIX, los estudiosos del arte de la “fabulación” (no de la “confabulación”, pasatiempo éste al que son asiduos muchos artistas de estas regiones chilenas oscuras) habían vaticinado la necesaria existencia de un supuesto de homología entre la estructura (lingüística) de la frase y la estructura profunda del texto narrativo, la fábula. Resonó en aquel entonces este supuesto de homologación (y resuena aún hoy) como la intencionalidad propia de una literatura más cercana al tropo místico o fundacional que al reflejo del vacío y voluntad propios de la narrativa posmoderna de ciernes del siglo XXI.
Sobre todo en occidente, sobre todo en cuanto nuestros autores han intentado copiar.
Quizá esa férrea voluntad de estilo que sobrepasa los juegos del barroco lingüístico, tan propios de la literatura de dos décadas anteriores en nuestro país, es la que produce un efecto de armonía y correspondencia en la obra de Rojas Pachas.
Salta a la vista, para el lector atento, la constante búsqueda de una nueva forma de expresión que ya no es un puro afán estético… es un afán fundacional. Un afán mítico en el sentido de refundar una visión a la vez propia y a la vez universal y fenomenológica, como toda visión mítica ha de ser.
La etimología Gramma nos remite al vocablo griego usado para letra y, además, en una lectura mucho más profunda, nos remite al Pablo que escribiendo en griego se dirige a los Corintios diciendo que la gramma escrita es muerta sino se hace espíritu vivo.
Ya sea por intención o por azar, Rojas pachas logra que su Gramma se levante en espíritu vivo y se transforme en amalgama de signo y sentido de un lenguaje que intenta dar cuenta del nuevo escritor de la zona norte chilena enfrentado al momento geo-social que le toca presenciar y dividido entre la experimentación de una lírica voluntariosa y la seducción culpable de las técnicas narrativas contemporáneas, a veces un tanto inocuas.
Gramma da cuenta de esta división expresiva del artista; de la longitud del “procedimiento lírico”. Cabe recordar, en este punto, la pregunta de Todorov: ¿Cuáles son concretamente, estos procedimientos? Y luego la respuesta que él mismo aventura: “Su identificación se desprende de la definición que Jakobson proporcionó de la poesía: un lenguaje que tiende a un devenir opaco. Por ende, los procedimientos serán todos los medios actualizados por los poetas que nos llevan a percibir el lenguaje en sí mismo y no como el substituto simple de las cosas o de las ideas. Las figuras, los juegos con el tiempo y el espacio, los epítetos, la derivación y la etimología poéticas, la eufonía, la sinonimia y la homonimia, la rima, la descomposición de la palabra…” (Todorov, 1971e: 279. Cit. en Hozven, 1987: 15)
Pregunta y respuesta ésta que da a la lectura de Rojas Pachas un nuevo foco de análisis y que pone en suma los “procedimientos” de la lírica al servicio de una “todo” que no es el reflejo de “algo” sino que se transforma en un método de descubrimiento de los significantes lingüísticos que el nortino escritor (hecho figura plural en el concierto de las letras) ha de afrontar, reflexionar y hacer suyo.
Así las cosas, Gramma se presenta como un objeto lírico sino fundacional, enraizado en el mito y la fabulación de un heterocosmos de significantes que hacen eco en el desierto, la frontera y la sed.
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