Publicados en la Antología y Catálogo de Escritores de Arica y Parinacota (Cinosargo 2012)



ANTOLOGÍA DE ESCRITORES

ALICIA GALAZ VIVAR
ANA LABBÉ GONZÁLEZ
BELLAMÍN SILVA CARRASCO
CARLOS MASSA CRESPO
CARLOS MORALES FREDES
DANIEL ROJAS PACHAS
ESCILDA GREVE
GABRIEL AHUMADA
JOSÉ MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
JOSÉ MORALES SALAZAR
LUIS ARAYA NOVOA
LUIS SEGUEL VORPAHL
MARKOS QUISBERT
NANA GUTIÉRREZ
OLIVER WELDEN
OSCAR ARANCIBIA VILLALBA
PATRICIO BARRIOS ALDAY
PABLO ESPINOZA BARDI
PATRICIA MARDONES
PEDRO HUMIRE LOREDO
RITA MARDONES URBINA
ROBERTO FLORES SALGADO
RODOLFO KAHN
ROLANDO MARTÍNEZ TRABUCCO
SYLVIA CÓRDOVA HERNÁNDEZ
VANESSA MARTÍNEZ


 CONSIDERACIONES PRELIMINARES

Los escritores regionales, poetas, novelistas o ensayistas, han querido mostrar a la comunidad su obra, los autores presentes en este catálogo reflejan una producción que mayoritariamente da cuenta de la realidad local, transformando a nuestros escritores en cronistas de esa realidad. La mención o descripción de paisajes de la región, abre fronteras imaginarias, pone a disposición del lector una ventana que permite ver cerros, playas, valles, puna, proyectando una imagen que permite comprender en su totalidad la apropiación de estos territorios; la playa La Lisera, el morro, la feria Sangra, el cerro Chuño,  mostrando con ello la visión que tienen nuestros escritores de la región. Los retratos que encontramos en estos textos, son declaraciones de nuestra multiculturalidad, los cuentos, las poesías dejan al descubierto caminantes de emociones que se funden entre el autor y el personaje, con un lenguaje propio casi identitario, cada obra es una foto-imagen, que llega fácil, reconociendo propiedad sobre los textos  y las historias que allí se cuentan.
Esta  es una provocación a la lectura, a través de estos textos, nuestros escritores seducen al lector, le invitamos a leer la obra de cada uno de ellos a través de fragmentos que muestran temas, estilos y técnicas diferidas. Es una visión de cómo vemos el mundo desde esta dimensión regional, qué y  a quienes relevan nuestros autores, en medio de anécdotas, experiencias de vida, creación y ficción, los juegos de palabras van construyendo un relato que nos permite ir al pasado, adentrarnos en las preocupaciones de los escritores, como así mismo en los focos de su creación.
Al adentrarse en la lectura de este catálogo, observará las contradicciones propias de las generaciones de mujeres  que peleaban por un lugar en el espacio de la literatura, haciendo de sus páginas una instancia de reclamo, otras que a través de la lírica, describen en el no describir, relevan a la Violeta Parra en medio de una conversación.  Otras que entregan al lector una imagen viva de la muerte, quien profundamente esgrime “…la muerte nunca ha sido razón del universo…”. La vida, por otro lado construye, mientras una de nuestras escritoras “…levanta moradas de palabras…” o una imagen clara del amor en terrenos de la infidelidad y nos describe deliciosamente a  “Carmen la mala”.  La vida contenida en la adolescencia, llega a nosotros a través de un joven “Acorralado”, la muerte otra vez llega de la mano de una negrita convertida en angelito, de llanto se llena la página “…un río de lágrimas lavará la calle sin afeites de asfalto…”.

Una de ellas  -incluso-  nos advierte “las poetisas … ¡Dios mío! acabarán con todos los géneros literarios…”.
La muerte ronda frecuentemente estos textos, tal vez surge del exceso de vida, con sus tribulaciones, sus olores a final, sus oscuridades, sus plenitudes.  Tal vez por eso el tiempo se vuelve tema, uno de nuestros escritores divaga entre el pasado y el presente, otro entre la presencia y la ausencia causada por la muerte.  Los textos van transformándose en un juego de palabras hasta construir formas barrocas “…morder la palabra…hincar el diente…” son piedras arrojadas para descubrir de que están hechas,  que hay detrás de ellas, otro nos toma de la mano y nos lleva a 1851, en medio de una guerra de ideas, los sentimientos del “Tenedor de libros” entran también en la contradicción del momento,  entre la luz y la oscuridad, encontramos a otro en la complacencia del pasado  “…el bien armado dolor de tu recuerdo…”. Mirando el mundo andino, uno de nuestros autores, nos trae la música y el baile, zampoñas, huaynos y cachimbos, luego nos sube a Chungará el que “…atrapa el cielo en su manto.”   El poeta aymara  declara “…ya no quiero más a mi pueblo.”  y  en medio de otro texto,  nos regala parte de su cosmovisión.
El cielo, la noche, son el espacio infinito para uno de nuestros autores, para quien el cielo nocturno es una pizarra  en la que escriben poetas y noctámbulos. Otro de nuestros escritores ve en el día, la marcha de los sucesos, los que ocurren en una peregrinación hacia Las Peñas. La realidad manda en algunos de los textos, la boca abierta y la sábana manchada refleja palabras que tejen sexo, perfectamente real;  la soledad llega de la mano de otro autor, nos advierte  “cuidado con ella”,  una pintura, también se vuelve fruto de inspiración: las manos de Guayasamín se leen como “…manos del clamor  acallado…”.  La  música hace lo suyo: no nos cabe duda, Lucho Barrios también sufrió por amor, eso nos cuenta uno de nuestros prolíficos escritores.
La crudeza de la muerte se hace presente en la imagen de una “mujer fría colgando”, esta se enfrenta a un texto, con otra imagen, que refleja el amor entre dos mundos, una historia ingenua, limpia, clara y prístina entre la muchacha del sur y el hombre aymara.  Un escritor nos vuelve la mirada hacia el pueblo aymara su cosmovisión y cultura, aprendemos que es importante gritarle a los demonios, que el cerro Chuño es parte de la esencia local.     
Dejamos en sus manos este conjunto de textos, a modo de inicio, de entrada a un mundo que está en constante crecimiento y evolución…es sólo el principio.

PATRICIA AREVALO FERNANDEZ
DIRECTORA
CONSEJO DE LA CULTURA Y LAS ARTES
REGIÓN DE ARICA Y PARINACOTA
ARICA, JUNIO 2012.





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