Reseña Nómada (Cinosargo 2011), de Yerko Bravo, Esteban Morales y Eduardo Rojas, por F. A.

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Reseña: Nómada, de Yerko Bravo, Esteban Morales y Eduardo Rojas, por F. A. Real H.

Fuente: http://www.fantasiaustral.cl/2012/04/resena-nomada-de-yerko-bravo-esteban.html

Nómada: Antología Gráfica del Cuento Chileno del Siglo XX, se enmarca dentro del (re)surgir de la escena del comic nacional, encabezada por el apropiado renacer de uno de los personajes pioneros en el género en la década del ’60 y ’70: Mortis. La encarnación 2011 de este emblemático personaje —que reseñé en su momento— fue sólo la primera de varias novelas gráficas/comics que llegaron a las estanterías durante 2011.

Por su parte, Nómada (Cinosargo Ediciones, 2011), aunque emparentada con la corriente antes mencionada, destaca por su humildad en cuanto a formato y ambiciosa propuesta en cuanto a narrativa: servir de puente entre la forma clásica de la prosa y la propuesta gráfica actual. En palabras de Daniel Rojas Pachas, Director de Cinosargo Ediciones, en el prólogo al comic, “el esfuerzo y genio desplegado por el joven Yerko Bravo y los dibujantes Eduardo Rojas Pachas y Esteban Morales se concentra en rendir homenaje y volver a pensar y dotar de otras miradas y dimensiones” a los cuatro cuentos elegidos para esta antología del cuento chileno del siglo XX.

Por lo anterior, la lectura crítica de Nómada que pretendo desarrollar aquí, necesariamente debe pasar por tres ejes: la narrativa como tal, el aspecto gráfico y, por supuesto, su valor como adaptación, dado por su relativa fidelidad al material original.

Primero que todo, eso sí, hay que mencionar algunos aspectos básicos de Nómada. Este es un cómic en formato clásico (rústica, con dimensiones de 25 x 17) con 52 páginas de largo. La edición de 1.000 ejemplares, por otra parte, fue financiada por la beca de creación literaria del CNCA.

Así, en Nómada participan tres artistas. Por una parte está Yerko Bravo, el guionista y adaptador de los cuentos y, por otra, Esteban Morales y Eduardo Rojas Pachas, quienes desarrollan el aspecto gráfico en dos de los cuentos, respectivamente.

Ahora bien, los cuentos que componen Nómada son, como se mencionó antes, cuatro. En orden de presentación en el cómic, estos incluyen: “El Unicornio” (1937), de Juan Emar; “El Golfo de Penas” (1945), de Francisco Coloane; “La Virgen de Cera” (1952), de Jorge Edwards; y “El Policía de las Ratas” (en El Gaucho Insufrible, 2003), de Roberto Bolaño. Como se puede ver, al parecer el criterio de ordenamiento fue cronológico.

Una de las primeras cosas que es pertinente mencionar, es que dos de los cuentos antologados tienen una extensión considerable: tanto “El Unicornio” como “El Policía de las Ratas” se acercan a las 10.000 palabras, lo que hace que la tarea de adaptarlos sea particularmente difícil. Por otra parte, “El Golfo de Penas” es un cuento de algo más de 1.000 palabras, con una alta dosis de descripción, por lo que se presta idealmente para la adaptación, mientras que “La Virgen de Cera” tiene una extensión similar.

Considerando lo anterior, vamos directo a cada cuento.


  1. Un Unicornio Surrealista

Uno de los grandes riesgos tomados en Nómada fue adaptar este extenso y (post-)moderno cuento del incomprendido Juan Emar (seudónimo de Álvaro Yáñez Bianchi). La narrativa original es profundamente inconexa, presentando varios escenarios surrealistas y una mezcla de espacios y elementos a ratos incomprensible. Cuesta entender si Emar está siendo irónico, satírico, modernista (al estilo Dada) o definitivamente delirante.

Sin embargo, la adaptación gráfica de Bravo y Morales pasa la prueba satisfactoriamente. Desde el punto de vista de la narración misma, Bravo toma la acertada decisión de considerar todos los elementos del relato original como ciertos y coherentes en sí mismos, sin preocuparse por darles una distinción de niveles fantásticos ni nada parecido. Por otra parte, los lápices de Morales son particularmente caricaturescos en esta pieza, lo que configura una narrativa muy cercana al cómic norteamericano de acción. En general, esto configura una narrativa tipo onírica que funciona apropiadamente a lo largo de las 16 páginas que la componen.

Eso sí, este mismo tono hace que algunas de las partes que en el original son más notables —como el personaje de Desiderio Longotoma— tengan poco o nada de desarrollo. Por otra parte, la representación visual del narrador (que no es sino el mismo Emar) es un poco disonante: mientras que el narrador se expresa con un cuidado y elaborado lenguaje, además de poseer profundas inquietudes filosóficas, en el cómic parece más bien un joven aventurero. Además, hay ciertas viñetas que no sirven otro propósito sino el del mal visto fanservice, aunque hay que reconocer que el original contiene cierta insinuación de erotismo que avala esta elección.

En general, una buena adaptación de un cuento difícil, lograda en un espacio reducido y manteniendo la esencia del original.


  1. En la Oscuridad del Golfo de Penas

La narrativa de Coloane siempre se ha destacado por su rico lenguaje, inmortalizado en sus evocadoras descripciones del sur de Chile. Un autor que ha sido comparado con Melville y Conrad, y cuyo apodo es “el Jack London de Latinoamérica”, “El Golfo de Penas” es una breve narrativa acerca de un incidente en altamar, en medio de una de las travesías más peligrosas en el mundo: cruzar el temido Golfo de Penas.

El original recuerda a “La Chalupa” de Stephen Crane, con un tono oscuro y desesperanzado, por lo que el mayor desafío a la hora de la adaptación pasaba por el aspecto gráfico. En este caso, Morales sorprende con un estilo totalmente distinto al que ocupa en “El Unicornio”, con un trabajo de tintas y fondos en que se destaca su uso de varias técnicas (tales como el achurado, el contraste invertido entre negro y blanco y los juegos de luz y sombra), para lograr un efecto ominoso, que destaca positivamente. Por otro lado, Bravo se mantiene fiel al material original, alterando sólo algunos diálogos y minimizando a uno de los personajes.

Esta adaptación es probablemente la mejor de todo Nómada, tanto por el realce del aspecto gráfico, como por la capacidad de trabajar desde el original e ir más allá. Sin embargo, no está exento de baches en sus 9 páginas de extensión. De partida, el trabajo de personajes de Morales no está al nivel de sus fondos, ya que mantiene el mismo tono caricaturesco de “El Unicornio”, en una obra en donde la oscuridad debía primar. Además, falta un desarrollo mayor de las onomatopeyas propias de un lugar tan tormentoso y ruidoso como el Golfo de Penas.

A pesar de todo, “El Golfo de Penas” es la mejor adaptación de Nómada, gracias a un notable trabajo gráfico y un entendimiento del tono e intención del original.


  1. Una Virgen y un Monstruo

De los cuatro cuentos recopilados en Nómada, “La Virgen de Cera” es el único que, en el original, no tiene ningún elemento sobrenatural. El relato, de corte costumbrista, es parte de la colección El Patio de Jorge Edwards. Por esto, es el relato que menos se presta para su adaptación gráfica, además de contener poca o ninguna descripción, lo que configura un escenario difícil, a pesar de la corta extensión del original.

En tan sólo 6 páginas, “La Virgen de Cera” es el más experimental de los relatos que componen Nómada. De partida, Bravo incluye un elemento sobrenatural en el desenlace del cuento, lo que configura una narrativa distinta al original. Además, el trabajo visual de Rojas es débil, con un dibujo de personajes adolescentes que poco y nada se parecen a los del original.

A pesar de lo anterior, el cuento en su versión gráfica funciona mejor que el original, por lo que de todas maneras no desentona totalmente con el resto de Nómada.


  1. De Ratas y Tiras

El cuento original de Bolaño —antologado en El Gaucho Insufrible, una edición póstuma—sorprende por su propuesta directamente fantástica: esta es la historia de Pepe el Tira, un detective en el mundo de las ratas. La propuesta inicial es mantenida a través del texto y, aunque me imagino que más de un crítico lo habrá leído de forma alegórica, me parece que “El Policía de las Ratas” funciona perfectamente como Fantasía pura y dura —y es así como me acerque a la presente adaptación.

En cuanto al guión, Bravo tenía la difícil misión de condensar varios episodios en un relato cuya extensión es bastante extensa, en apenas 17 páginas. Además, debía decidir si mantener el tono de novela negra que Bolaño le da una narrativa que evidentemente puede leerse como sátira o la ya antes mencionada (y tres veces maldita) alegoría.

En el apartado gráfico, Rojas tenía la responsabilidad de trabajar a favor del tono elegido para la obra, lo que haría verse a “El Policía de las Ratas” —alternativamente— como una obra protagonizada por ratones sacados de Cenicienta o de Ratatouille.

El resultado, es dispar. Mientras Bravo toma la acertada decisión de tratar de impregnar a la narrativa de un tono casi noir, Rojas falla en mantener el tono serio, con un dibujo de ratas que definitivamente recuerda más a Disney® que a Pixar®. Esto hace que una buena adaptación del original (al menos en el apartado narrativo) pierda potencia en el aspecto visual, al punto de entregarse dos mensajes distintos. Esto provoca que haya viñetas en que es difícil saber si uno debe estar serio o riéndose con las caricaturescas —y hasta tiernas— ratas de Rojas.

Sin embargo, al menos esta versión es fiel, al menos en parte, al oscuro tono original del cuento de Bolaño, lo que hace que sea un buen cierre para el tomo.

En conclusión, Nómada es un interesante proyecto, que merece ser leído a pesar de que en el apartado estético pueda no ser muy atractivo ni objeto de coleccionista como cómic-objeto. Su valor, en cambio, está en hacer buenas adaptaciones de cuentos chilenos —a veces difíciles y a veces desafiantes— a través de una homogénea lectura y una atractiva propuesta visual.

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