Revisión de la obra de Ramos Bañados (Cinosargo 2010) en Grado Cero, nuevo suplemento literario del Ciudadano


Bajo la idea de generar un espacio para la difusión de la literatura independiente, “Grado Cero” llega a acompañar las páginas de El Ciudadano, instalándose como la apertura de un área muchas veces ignorada por el periodismo tradicional.

Fue una idea original de Juan Francisco Urzúa (Escritor, editor y crítico literario) y Pía Sommer (Licenciada en Arte, administradora y gestora cultural, encargada del área de arte y cultura de El Ciudadano), surgida durante el 2009. “Grado Cero” es una propuesta que desafía al periodismo contemporáneo, el cual, en su leve tratamiento del mundo literario, suele ser selectivo, centralista y tradicional.

Justamente lo opuesto a la creación de Sommer y Urzúa. Éste último plantea que “los procesos que hoy se viven en el área editorial chilena -microedición- no han estado siquiera cerca de determinar las maneras en que el periodismo cultural se acerca a la información de libros editados. Habitualmente las publicaciones de corte independiente nacional pasan desapercibidas o quedan marginalizadas, por establecerse los mismos parámetros de análisis que la de los libros fabricados al alero de empresas multinacionales”.

En concreto, Juan Francisco Urzúa, director de “Grado Cero”, afirma que una de las responsabilidades del nuevo suplemento será: “Revisar y acompañar estos nuevos procesos de edición, conociendo sus capacidades y alcances, entregando el mismo trato a una publicación hecha en Santiago que a una hecha en Valdivia o en Valparaíso o Antofagasta”.

En efecto, el suplemento de 8 páginas mezcla con agilidad la crítica de obras de diversas localidades del país, entrevistas, artículos y hasta una muestra de aquello que pasa desapercibido ante las clásicas publicaciones de literatura: Contenido autogestionado, escritos por quienes llaman “libres creadores”. Esa es la propuesta concreta que “Grado Cero” hace a sus lectores.

Uzúa reconoce que uno de los giros más relevantes del nuevo suplemento será “la generación de nuevos íconos, en vista de que los criterios culturales de las páginas literarias no logran salir de la lógica veloz de la posmodernidad. Los entrevistados serán elegidos para compartir sus conocimientos, experiencia y no tendrá que ver el diálogo con sus actividades recientes, pero sí con la posibilidad de dislocar la excesiva sincronía de los medios de comunicación”.

La importancia de esta nueva publicación, se encuentra también en su posibilidad de lograr la democratización de la cultura local, “generando espacios de participación ciudadana en el ámbito artístico literario”, tal como señala su director. Tarea vital en el periodismo cultural de hoy, tan cercado por los tecnicismos y las miradas especializadas.

Para esta edición, que inaugura su llegada junto a El Ciudadano, se incluye una entrevista al dramaturgo y escritor Luis Rivano, la revisión de fragmentos de Antonio Salazar, Emilio Gordillo y Rodrigo Ramos Bañados, y el análisis de “Los hijos suicidas” de Gabriela Mistral, entre otros aportes.

Las grandes editoriales y medios de comunicación masiva deciden no abrir las puertas a lo que pareciera riesgoso, a lo joven”, expone Urzúa en el primer editorial del número. “Y siguen editando a los ya mentados escritores/vacas sagradas, aunque su trabajo literario ya no obedezca a esa hambre que los llevó a tener un sitial”. Bajo este criterio, la tarea de “Grado Cero” no es sencilla, pero tiene la gracia de posicionarse como un desafío concreto y tangible, más allá de la disconformidad.

Por Vanessa Vargas Rojas

El Ciudadano



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