Entrevista a Tania Herrera autora de Tinta del Afelio (Cinosargo Ediciones)








         Entrevista  
     
        ¿De qué trata tu libro?

Tinta del Afelio es un libro de poesía. Hay varios temas que he articulado en torno a Lima, los viajes y los vínculos. De hecho, el libro está dividido en esas tres partes.

La primera parte es aquello que constituye vivir en Lima. Mi identidad limeña está volcada ahí. Lima, la ciudad que habito, que contemplo y que ha influenciado en mis formas de reaccionar –o de mantener mi indiferencia. Lima mi sarcasmo, mi caparazón. Y también Lima como inevitable ventana para mirar al Perú. Esta ciudad es un referencial para muchas personas e instituciones públicas.

La segunda parte trata de ser un respiro (ya mucho desierto…), de ahí la relación con los viajes. Hay varias alusiones a Cuba porque los viajes que he hecho a la isla han sacado a flote muchas emociones, entre las que identifico una fascinación hacia el mar del Caribe. No hay nada más bello que caminar por el malecón de La Habana y ver a los niños jugar en el mar, burlándose de las olas que vienen a azotar los muros. Los seres humanos buscamos orillas o abismos, nos concentramos en ciudades costeras y en ese sentido hay una conexión entre el mar del Caribe, el mar del Pacífico, las ciudades de la costa, los viajes, el mar y el juego.

La última parte es un regreso a la ciudad y a la manera en que he vivido mis vínculos en ella. Hay líneas que han nacido de mis relaciones de pareja, de mis relaciones con amigos y con mis padres. Hay desorden, hay sentimientos que explotan y luego se difuminan (o no). Hay conflicto y velocidad, nuevamente en torno a Lima, gran escenario de mis historias. 
   
2.       ¿Cómo surgió tu interés por escribir poesía?

Creo que vale la pena decir algunas palabras sobre cómo nació el interés por publicar (porque de hecho hay mucha gente que escribe poesía, o como prefieran calificar a lo que escriben, pero no muchos se animan a publicar).

Mi amigo Gonzalo me regaló una libreta en blanco hace unos cuatro años y ahí fui vaciando las cosas que tenía desperdigadas por varios cuadernos, agendas, mails, etc. Creo que sin ese regalo jamás se me hubiera ocurrido publicar mis poemas, porque re-copiarlos implica re-valorarlos, cambiarlos o aniquilarlos.

En ese sentido, escribir poesía es un medio para comprender lo que siento y para pensar mejor las ideas. Aunque escribir marca de alguna manera nuestra sentencia, escribimos para seguir pensando. De hecho, escribir es un ejercicio que no deja tranquilo al cerebro. Escribimos por necesidad, por miedo, por ansiedad, para dejar el anonimato. Eso nos alivia y también nos condena. En ambos casos, la poesía es una mesa desde la cual nos exponemos, y en el mejor de los casos compartimos ideas y experiencias.

3.       Tú estudiaste Geografía y medio ambiente en la universidad ¿Existe algún nexo entre tu carrera y la poesía?

Siempre dudé con la geografía. Dudé al elegir la carrera (tenía como opciones sociología, arte, agronomía, ingeniería ambiental, antropología…) y dudé estando en ella. Sin embargo, a diferencia de otras carreras, los geógrafos vemos un poco de todo (…aprendemos cosas sobre cómo se originan las piedras o sobre las tendencias demográficas según contextos territoriales) y tenemos la suerte de aprender viajando.

Todos los paisajes que conocemos son una fiesta, una explosión de imágenes para los ojos. Es difícil salir de la situación de contemplación y hacer trabajar más al cerebro...de manera reflexiva, crítica. Pensar por ejemplo, por qué en los ecosistemas más biodiversos tenemos los índices más altos de pobreza, o por qué los seres humanos hemos optado por edificar nuestras ciudades más grandes y más pobladas al lado del mar. Se me ocurre que en nuestras preguntas hay un vínculo con la poesía.   


   
4.       ¿La dimensión artística podría tener una participación en el estudio de la geografía?

Claro. Siempre decimos que la geografía es holística e integradora, pero lamentablemente en el Perú hemos dejado de lado muchos aspectos que contribuyen al aprendizaje de los territorios. Los aspectos políticos y culturales son una clara falencia en las escuelas de Geografía (notablemente en las universidades Católica y San Marcos). Ahí encaja la poesía como manera de comprender, responder o cuestionar ciertos referentes, ciertos moldes a los que se pretende ajustar el análisis de un proceso social (como la producción de los espacios). Pienso que la poesía se puede acoplar muy bien, a manera de anteojos, tanto para la contemplación, el aprendizaje profundo de los territorios y también para las respuestas a/en ellos. 

5.       ¿Qué rama(s) de la geografía te apasionan más y por qué?

Me gusta mucho la geografía económica porque integra bien muchos de los campos de estudio de la geografía: lo político, lo cultural, lo demográfico, lo urbano… y especialmente me interesan los criterios que definen el valor de los bienes y servicios. Esos criterios dependen de las relaciones de poder que se ejercen entre unos y otros territorios. Hay ciudades, por ejemplo, que pese a no producir bienes sí producen servicios, esa es la tendencia de las grandes ciudades en el mundo. Son ciudades globales desde donde se controlan las finanzas mundiales y desde donde se definen los valores de los intercambios. Son ciudades que demandan una muy alta especialización de la mano de obra (la cual es muy bien remunerada) y a la vez generan miseria. Esa dualidad socioeconómica transforma los espacios y las maneras de vivir en ellos.

6.       ¿Piensas escribir algún artículo o libro sobre geografía más adelante?

El último proyecto fue Puentes, una revista de geografía que no pudimos concretar y que seguirá en proyecto hasta que la concretemos. Además de ello, por el momento no tengo planeada una publicación pero sin duda me gustaría hacerlo más adelante, tal vez mezclando temas de geografía económica y geografía urbana (pues actualmente hago una maestría en estos temas).


La escritura académica es una especie de fantasma que no logro materializar pero que espero ir concretando estos meses. Por eso decidí empezar la maestría, para poder tener una excusa de acercamiento a lo académico y a la vez alejarme físicamente de Perú para poder condensar mis experiencias. Creo que las geógrafas y los geógrafos tenemos una deuda pendiente con la escritura. Bueno, no sólo somos nosotros, es algo más que generacional y no creo que sea miedo sino más bien flojera, indisciplina. Debemos entrenarnos en la escritura.

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