ENSAYO SOBRE LA LIBERTAD: UNA BREVE APROXIMACIÓN A LA NOVELA “SOLO UN PUNTO” (Cinosargo 2014) DE JULIO MEZA DÍAZ



ENSAYO SOBRE LA LIBERTAD: UNA BREVE APROXIMACIÓN A LA NOVELA “SOLO UN PUNTO” DE JULIO MEZA DÍAZ[1]

CARLOS ENRIQUE SALDIVAR


¿Qué es la libertad? ¿Existe en verdad? Tema de acucioso debate que ha sido tratado por los filósofos de todos los tiempos. Por supuesto, no es misión mía analizar este significativo concepto; las preguntan están ahí, creo que le corresponde a cada ser humano contestar dichos cuestionamientos. Ambas preguntas son gigantescas, podrían escribirse un millón de tratados, novelas o cuentos en base a ellas. Si hay algo en lo que todos estamos de acuerdo es en que la libertad es muy importante y es algo que todos buscamos. La libertad, en mi opinión, es el gran tema de la novela “Solo un punto” de Julio Meza Díaz, un joven narrador, poeta y ensayista que poco a poco va creándose un merecido sitial dentro de la literatura peruana. Julio Meza ingresó a la literatura a través de un armonioso libro de cuentos: “Tres giros mortales” (2007), texto tan entretenido, tan preciso, tan bien elaborado, que una deficiente edición no logró quebrantarlo, al menos no en su totalidad. La pericia del autor para elaborar relatos dieron resultados inquietantes y sorprendentes. Julio Meza no es un autor complaciente, suele atormentar al lector en algunos momentos, divertirlo en otros, invitarlo a la reflexión. Es un escritor dominante, tal vez, en cierto modo, polémico, pero ¿en esta sociedad devastada en la que vivimos qué cosa políticamente correcta puede impactar? Julio Meza ha seguido en los avatares de la creación artística durante estos últimos años, ha dado a luz una novela gráfica “Alex y Emilio: El amor sabe a sábila”, interesante pasquín, escrito y graficado por él mismo, realizado en formato de cómic, el cual narra las aventuras de dos amigos que no suelen cumplir las (a veces ridículas) reglas sociales. Uno de ellos se enamora de una sábila, se casa con ella y se reproduce (he aquí un guiño a la ciencia ficción); es una de las historias más quijotescas y sobrecogedoras engendradas por la mente de un autor nacional. Sus creaciones no se detienen ahí, Meza Díaz ha publicado dos poemarios: “Matemáticas sentimental” (2011), ganador de un concurso de la revista Voces, y “Lugares comunes” (2011), ambos textos son bastante apreciables y denotan una lírica profunda, de métrica sencilla, con versos cuidadosamente construidos. No obstante, hay una obra que quizá sea la más importante de este escritor, la novela “Solo un punto” (2010), un libro que nos narra las vivencias de un grupo de adolescentes en un colegio llamado «San Augusto», ubicado en una ciudad y en un país imaginarios, éste muy similar al Perú. Nótese al leer el volumen que muchas veces se hace referencia a cierto país extranjero denominado “Perú”, un recurso muy pertinente que brinda a los personajes una representación interna-externa, y una visión interna-externa de éstos por parte del lector; es decir, ya no es un país visto desde sus entrañas, que es sometido a constantes observaciones y análisis por sus habitantes-personajes, sino es un universo que es y al mismo tiempo no es, un mundo visto desde afuera y a la vez desde adentro. Esta doble mirada provoca un efecto interesante en el espíritu crítico y reflexivo de los personajes, muy similar a las opiniones de Zavalita en “Conversación en la catedral” de Mario Vargas Llosa: ¿En qué momento se jodió el Perú? En la novela de Julio Meza, aunque no explícita, la pregunta sería: ¿En qué momento nos jodimos? Esta novela se halla repleta de mecanismos bastante acertados; al parecer, realizados con una precisión similar a la de un mecanismo de relojería. Veamos primero unos datos argumentales, luego analizaremos brevemente cada uno de los puntos que he señalado líneas atrás, finalizaremos con algunas conclusiones. “Solo un punto” es muchas cosas, una novela de aprendizaje, una obra realista (con elementos fantásticos no relevantes, aunque complementan con suma eficacia la trama central). Hay un grupo de adolescentes que cursan estudios en un colegio y son sometidos a todo tipo de vejaciones. El protagonista central es Él, joven taciturno y de carácter apacible, obvio alter-ego del autor. Otros personajes decisivos para la historia son: El amigo talentoso, El andino profundo y La buena amiga (que representa la adolescencia fuera del colegio, una especie de catalizador entre el mundo del maltrato y el mundo real, el cual no tiene por qué ser mejor). Un cuarteto de jóvenes, cada uno bien definido, que serán muy importantes para el logrado desenlace. Hay personajes secundarios que forman parte de la estructura que sostiene el perfecto mundo epistémico diseñado por el autor, entre ellos destacan: La mujer del calzón, que simboliza el erotismo y es el objeto de deseo de los estudiantes, el Padre director, que representa el poder total, El italiano salvaje y El maldito, quienes simbolizan el abuso de poder, el Profesor, un extraño personaje que representa una cara justa de la sociedad, y Álvaro Men-El gordo, el único personaje con nombre pues representa a todos aquellos estudiantes golpeadores que atormentan a los tres personajes centrales masculinos. Como la célebre novela de Mario Vargas Llosa, “La ciudad y los perros”, “Solo un punto” tiene dos ambientes palpables: el colegio y la calle. Las propias vidas de cada personaje son mundos aparte, los cuales, al ser hábilmente trabajados, nos muestran caras distintas de este universo; de este modo nos revelan algunos rostros interiores: los deseos ocultos, la hipocresía, la locura, las obsesiones, las esperanzas, los sueños, la cordura, la sinceridad, etc. El andino profundo recuerda a aquel personaje de “Todas las sangres” de José María Arguedas, «El cholo», como le dicen sus compañeros, al cual maltratan hasta el hartazgo, a pesar de ser ellos cholos también, así crean un paradigma digno de un extenso análisis, el problema del racismo que se acentúa en nuestra sociedad y al cual novela alude. La obra también señala un sinfín de cuestiones: el abuso de poder, el abusivo accionar de las autoridades, el maltrato estudiantil. “Solo un punto” es una novela muy interesante, de lectura sencilla, bastante dinámica, que se lee de un tirón pues engancha al lector, pero, aunque suene paradójico, no es una novela fácil, está llena de discursos implícitos que el lector sabrá o intentará dilucidar en su momento. Es una novela alegórica, los personajes no tienen nombres propios, muchos de los estudiantes llevan nombres que hacen referencia a una cualidad especial: El gato, El chino loco, El cándido, El perro, etc.; esto podría darles un cierto tinte plástico a los individuos, pero es un recurso que el autor ha utilizado para expresar lo que tiene que decir. Y ha hecho lo correcto. Hay elementos fantásticos en el libro, los cuales son vitales para definir a los personajes, mas no son imprescindibles para el desarrollo de la trama. El amigo talentoso pone huevos. Él, el protagonista, es el único que se moja cuando llueve. El andino profundo muere y resucita (podría ser un guiño a Kenny, personaje de la caricatura adulta “South Park”). Elementos fantásticos llamativos que son lógicos dentro de la lógica de la novela, lógica que se nos ha endilgado con destreza desde las primeras páginas y funciona la mar de bien. El absurdo aquí tiene gran sentido. Un mundo paralelo, una distopía cruel dentro de una escuela, seres casi salidos de una obra teatral, diálogos bastante expresivos, todo esto funciona en el universo creado por Meza Díaz porque así tiene que ser, porque no puede ser de otra manera. Y el modo en que los tres personajes masculinos (inspirados en una idea del personaje central femenino) derrumban ese mini-sistema (para ellos “macro-sistema”) opresor es tan sencillo pero tan contundente que nos hace saltar de sorpresa. El final es perfectamente consecuente con los hechos narrados. Ese desenlace es el único que podía funcionar en esta obra. Es un final que nunca se daría en el mundo real. Empero, estamos ante “Solo un punto”, una obra trasgresora, picante, llena de guiños a autores, estilos y otras obras de adolescentes rebeldes que quieren ser libres. Porque ese es el tema central de la novela: la libertad. Una gracia a la cual muchos aspiramos y pocos, quizá muy pocos, conseguimos. ¿Cómo definir genéricamente a esta novela? Es imposible, la llamaré «La cosa rara». Muchas cosas me quedan claras respecto de este libro, sobre todo una: esta ha de ser la mejor novela peruana publicada en 2010 por un autor menor de treinta años. Una joya preciosa de la literatura nacional contemporánea que perdurará en el tiempo si le brindamos la atención que merece.

Lima, noviembre de 2011

[1] El presente texto fue leído en el Primer Encuentro de Escritores en Huaral “José María Arguedas” el 11 de noviembre de 2011 en el Auditorio de la I.E. “Nuestra Señora del Carmen”, con motivo de la presentación de la novela “Solo un punto” de Julio Meza Díaz.

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Carlos Enrique Saldivar (Lima, 1982). Escritor galardonado en distintos concursos de literatura. Es director de la revista impresa Argonautas y del fanzine físico El Horla. Es miembro del comité editorial del fanzine virtual Agujero Negro, publicaciones que están dedicadas a la Literatura Fantástica. Ha publicado los libros de cuentos Historias de ciencia ficción (2008), Horizontes de fantasía (2010) y el relato El otro engendro (2012). Compiló la selección Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011).

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